Cómo estudiar

Para que estudiar sea más fácil 

por Carola Sporn

 Disponerse a estudiar no es sencillo. Sobre todo cuando la cabeza está en otra cosa o lo que hay que abordar es poco interesante. Pero hay maneras de encarar la tarea, no postergarla ad infinitum y hacerla amena. Lo más importante es pasar la barrera de la distracción. Hacer un esfuerzo cuando el cansancio y aburrimiento empieza a llegar. Ahí es cuando hay que sobreponerse. Y pasado eso, todo empieza a fluir. Una vez adentro de un texto, todo se vuelve más atractivo. Incluso lo que parecía no gustar puede mostrar la hilacha y generar entusiasmo o curiosidad. Nunca me funcionó ponerme “metas” o hacer pactos conmigo como “leo tantas hojas y después…” o “hoy tengo que haber terminado tal libro”. Pienso que lo mejor es ir haciéndolo al ritmo que sale; pero para hacerlo de esa manera, lo mejor es arrancar con tiempo. Lo que sí siempre me funcionó son los rituales: primero hago una primera leída, sobrevolando un poco el material para ir introduciéndome. Eso, en general, es en el sillón, en la cama o en el colectivo. Después, en una actitud un poco más comprometida, con resaltador y birome en la mano, leo sentada y voy marcando “lo importante”. Y al final, ahí sí, me siento en la computadora y armo un resumen o una síntesis. Y también en ese momento aparece una disyuntiva: ¿lo hago en el mismo orden en que leí o empiezo por donde más me interesa? La experiencia me muestra que la mejor manera de hacerlo es tratar de combinar esos recorridos: con el programa de la materia en la mano o con alguna guía y con mis inquietudes presentes voy armando mi propio texto, que no soltaré hasta entrar a rendir.