Soy yo nuevamente escribiendo para relatar los acontecimientos de las ultimas semanas. Antes que nada lamento no haber podido escribir antes, pero el colegio y el nuevo taller al que pertenezco (periodismo) demandan mucho tiempo. En el colegio se suscitaron una serie de hechos extraños, pero dejando de lado eso, ya que debo confesar que el colegio me hartó un poco quiero hablar de, particularmente, una profesora que no aguanto. La materia que esta.. mujer enseña es lengua, y cómo si el análisis sintáctico y la gramática no fueran lo suficientemente irritante esta mujer se manifiesta cómo una persona ávida de conocimientos, cuyo único objetivo es el de demostrar que sabe más que nosotros, sin mencionar que no se acuerda de algunos nombres, por ejemplo el mío. Ahora el dilema es... ¿No se supone que su obligación consta minimamente en acordarse de nuestros nombres?. Sin ánimos de seguir gastando renglones y palabras hablando de esta... mujer. Así podría dar más ejemplos de profesoras y compañeras que creen saberlo todo y que sienten que su deber en el mundo consiste en enrostrar a los demás cuán inteligente, cultas, leídas, y perfectas son. Cómo si no bastara con vivir en un mundo en el que las personas se miden por su ego y su soberbia debo decir que periodismo resulta un poco más difícil de lo que pensé y que además de escribir lo que pienso, ahora resulta que debo hablar. Dicho taller cuenta con una radio en la que los alumnos deben producir, hablar, crear, preparar y pensar. Básicamente el colegio también es más complejo con respecto al año pasado, así que el taller que requiere días jueves y sábados para la radio, el colegio, la tarea, las pruebas, no parecen equilibrar el estado de ánimo de una persona, sino todo lo contrario creo que en realidad sacan de quicio hasta a la persona más tranquila. Quizás estos días se calme un poco el nivel de estrés, aunque lo dudo ya que para colmo se acerca la fecha de pruebas y lo peor de todo BOLETINES. Espero poder transitar de mejor manera lo que queda del año.
